El artista se presentó con un repertorio ampliamente conocido por el público Caleño que acudió masivamente al Cancún Night Club, en Juanchito, para cantar, bailar y saborear cada uno de sus éxitos. Arribó a la tarima acompañado de unos talentosos músicos como el pianista Gabriel Chakarji de Venezuela; Camilo Molina, uno de los más grandes percusionistas en la actualidad salsera, interpretando las congas; el joven y talentoso músico Marcos López, timbalero de Puerto Rico y de Medellín, el bajista Jose Juvinao. Además de una cuerda espectacular de vientos, talento colombiano representado en músicos como Joseph Arango y Andy Rodríguez en las trompetas, Jefferson Morales en el saxofón y Brahian Alzate en el trombón.

Todo en su justa medida para la apertura de este libro que empezaba a dibujar la noche con el tema “Imagina” que provocó la euforia de sus seguidores. La interpretación de algunas de las canciones de su álbum “prefacio” en homenaje a Cheo Feliciano, nos devolvió en el tiempo y nos recordó que el alma de los grandes trasciende los límites del tiempo y de la muerte.  Bosch logró con su original estilo expresar su respeto y homenaje al “niño mimado” renovando la vigencia de la salsa clásica con la frescura de su interpretación, lo que se corona cuando demostró su talento en la flauta con el tema “El ratón”.

El clímax del concierto se da cuando aparece en tarima el sonero Venezolano Marcial Istúriz con quien guarda una profunda amistad; nuevamente Jeremy nos da cátedra de soneo, un mano a mano que levantó aún más los ánimos del público rumbero.

La noche no podía estar mejor cuando recordó el momento en que Rubén Blades, uno de sus mentores, lo escucha y le pide incluir su tema “Ya No me duele” composición suya, en el álbum salsa Swing, ganador de Grammy, pero que esta noche en su voz, tendría un significado especial.