Llevar un género lleno de dramatismo, histrionismo y profundidad lírica como el tango hacia los sonidos alegres del Caribe no es tarea fácil. Se debe hacer acopio de ciertos conocimientos sobre los conceptos de cada estilo y juntarlos de modo armónico, hasta lograr un lenguaje apto. Esto es lo que ha logrado la orquesta colombiana La Pascasia en su primera salida al mundo discográfico, bajo el nombre paradójicamente poético de “Sin Desamor No Hay Amor”. La céntrica carrera Pascasio Uribe de Medellín es el escenario y epicentro de un proyecto que con gran acierto unió dos universos musicales para enaltecer las letras de uno de ellos con el respeto por el ritmo y esencia del otro, una labor cuidadosa que desde 2016 comenzó a vislumbrarse y hoy por hoy ve la luz y hace que percibamos sus exquisitos sonidos.

El responsable visible de esta hazaña ha sido Juan Fernando Giraldo “Guapito” quien ha orquestado un proyecto para big band en el que el tango se viste de mambo, de chachachá, de son, para el cual se remitió a grandes maestros de la escena local y las voces de Camila García, Juan Camilo Orozco, Marcelo Tommasi, Pablo Briceño y Tiko Bermúdez, con la magia del arreglo surgida de la creatividad de David Lopera, Humberto Arias, León Giraldo, Sam Farley y el propio “Guapito”.

“Tormenta” es el primero de los ocho números que conforman esta obra con Camila García en la parte vocal sobre un arreglo de Juan David Lopera y el más representativo de los aires colombianos, la Cumbia, se abre paso al compás de los tambores con el acompañamiento majestuoso de la banda. En segunda instancia, el tema bandera de la producción, de merecida figuración en Salsa Éxitos del Mundo de Latinastereo: “Maquillaje”, creación de Homero y Virgilio Expósito -respaldado con un soberbio video clip- que se desliza sobre la base rítmica de un Guaguancó lento con cambios rítmicos y la voz de Pablo Briceño encara el número con el dramatismo necesario.

El trabajo prosigue con “Por la vuelta”, creación de Enrique Cadícamo y José Tinelli, en tiempo de Bolero-Cha interpretado por Camilo Orozco. Acto seguido, el oído recibe el tema “Nada”, con letra del uruguayo Horacio Sanguinetti y música de José Damés con un especial arreglo del pianista Sam Farley (quien se ha presentado con Antonio Arnedo) y un elegante solo de saxofón alto por parte de Juan Fernando Giraldo. La experiencia sonora continúa con “Cristal”, una mezcla de lunfardo expresado en su forma y acentos originales sobre una combinación rítmica entre bossa nova y mambo que hacen de esta obra de José María Contursi y Mariano Mores un número que trasciende culturas, con armonizaciones propias del Jazz.

De los temas más reconocidos del tango es el registrado con autoría de Mariano Mores y Enrique Santos Discépolo y que se ha inmortalizado bajo el sencillo nombre de “Uno”, reelaborado esta vez a modo de Danzon-Nuevo Ritmo, arreglado magistralmente por Juan David Lopera, en combinación con la voz del cantante argentino Marcelo Tommasi. Otro de los tangos retomados en este trabajo es “Cuesta Abajo”, tal vez de esos que la Salsa ha asimilado en versiones como las de Miki Vimary con Bobby Cruz o Ray Sabá o la de Jerry Rivera, esta vez es la voz femenina y clara de Camila García la que nos hace los honores con arreglo dinámico de León Giraldo que gira en diferentes variaciones de guaguancó, ritmo que refuerza el tono nostálgico de esta inmortal obra.

Turno para el vocalista Tiko Bermúdez en “Pedacito de cielo”, legada por Enrique Francini, Héctor Stamponi y Homero Expósito con arreglo de Humberto Arias, que abre en estricto ritmo de tango con los vientos, secundados por el ritmo unos compases después para romper esquemas y abrir paso al explosivo mambo. La voz sobresale a la imponente efectividad rítmica, manteniendo la melodía original, ajustada a la clave, llevando la narrativa de forma adecuada mientras la banda gigante respalda con sonidos que invitan a la pista.

Imponente debut de la Orquesta La Pascasia dejando claro que la música latina y sus raíces viven a través de los tiempos y se pueden unir a obras inmortales de otros géneros, asimilando lenguajes en apariencia ajenos, pero universales en su sentir. Como ellos mismos lo han descrito: todo un “breviario de un cancionero lunfardo en aires tropicales“.